Muchos autores identifican a Internet y particularmente a las redes sociales como los principales culpables de la proliferación de información falsa. Incluso, se ha llegado a afirmar que la desinformación es un fenómeno característico de las sociedades contemporáneas. Las noticias falsas –señalan los autores Lazer, Baum, Benler y otros más, en el artículo denominado “La ciencia de las noticias falsas”– se difunden más rápido que las noticias verdaderas debido a su notable capacidad para evocar emociones intensas en las personas y su rápida difusión a través de las redes sociales. Otros autores atribuyen este fenómeno a la influencia ejercida por algunos líderes digitales sobre sus seguidores, gracias a su carisma y habilidades persuasivas.
Hay quienes argumentan que Internet y las redes sociales crean un entorno propicio para la desinformación debido a la polarización política, la fragmentación de la audiencia y la escasa alfabetización digital en las sociedades. Otros, simplemente sostienen que las plataformas digitales facilitan la difusión de información falsa debido a su naturaleza global, su enorme alcance y su facilidad de uso.
Hoy, muchas de nuestras conversaciones en las redes sociales podrían estar además influenciadas por la inteligencia artificial, y los usuarios apenas lo notarían porque los programas autónomos (mejor conocidos como bots) que impactan nuestras interacciones son cada vez más difíciles de detectar. En la actualidad, los bots, en lugar de enviar mensajes automáticos que las plataformas podrían eliminar, se reprograman para amplificar y difundir mensajes generados por humanos en el entorno digital. Esto es lo que expresa Brandie Nonnecke y otros investigadores del Centro de Investigación en Tecnología de la Información para el Interés de la Sociedad, de la Universidad de California, en su artículo titulado: Propaganda computacional sobre los derechos reproductivos de las mujeres en los Estados Unidos: El papel de los bots en la difusión de desinformación, acoso y divisiones en Twitter en 2018.
Sin embargo, la desinformación no es un fenómeno reciente. Manuel Martín Serrano plantea en su obra Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida, la sociedad, que la paleontología de la información nos permite entender que las noticias falsas y la desinformación desbordan los medios y los imaginarios culturales. El uso de mentiras –señala Serrano– no es un privilegio reservado a los humanos. En el reino animal, la información implícita en estados y señales es crucial en la dinámica de supervivencia, evolución y desarrollo de las especies. Las energías químicas, por ejemplo, generan señales que pueden ser percibidas por los órganos del olfato y el gusto. Los materiales producidos por el catabolismo orgánico, principalmente el sudor, la orina y las heces, son fuentes de señales químicas, que, más allá de nuestra voluntad, nos convierten en “informantes”. En el reino animal, el engaño y la trampa son parte de un extenso repertorio de mecanismos de supervivencia.
En el contexto social, las noticias falsas han impulsado el desarrollo de una robusta industria de desinformación de dimensiones globales, que anualmente genera ganancias estimadas en miles de millones de dólares.
Las redes sociales juegan un papel catalizador en la difusión de información, sirviendo no solo como canales de diseminación, sino también como espacios donde la información falsa se amplifica rápidamente, alcanzando audiencias masivas en tiempo real. La capacidad de la IA para generar contenido persuasivo y adaptarse a las preferencias individuales amplifica la amenaza, con su capacidad de analizar patrones de comportamiento y preferencias, llevando la desinformación a niveles altamente sofisticados, aumentando su efectividad y complicando su detección.
Para más información sobre el tema consulte:
Islas, O., Gutiérrez, F., & Arribas, A. (2024). Artificial Intelligence, a Powerful Battering Ram in the Disinformation Industry. New Explorations: Studies in Culture and Communication, 4(1). Retrieved from https://jps.library.utoronto.ca/index.php/nexj/article/view/43331
Lazer, D. M., Baum, M. A., Benkler, Y., Berinsky, A. J., Greenhill, K. M., Menczer, F., & Watts, D. J. (2017). “The science of fake news”. Science, 359:6380, pp. 1094-1096. DOI: 10.1126/science.aao2998
Nonnecke, B., Martín-del-Campo, A., Singh, S., Wu, W., & Crittenden, C. (2019). Women’s reproductive rights computational propaganda in the united states: The role of bots in spreading disinformation, harassment, and divisiveness on Twitter in 2018. CITRIS Policy Lab, CITRIS and the Banatao Institute. https://bit.ly/3dwdQVq.
Serrano, M. M. (2007). Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida, la sociedad. Spain: McGraw Hill.